Der Fall des gestohlenen Geruchs
El caso del olor robado
Das ist eine traditionelle Fabel über Fairness und Gier. Sie lehrt uns, daß der Versuch, für Dinge zu bezahlen, die nichts kosten, dazu führen kann, daß man nichts dafür erhält.
Vor langer Zeit lebte in einer belebten Stadt ein armer Mann namens Tom.
Hace mucho tiempo, en una ciudad concurrida, vivía un hombre pobre llamado Tom.
Er hatte kein Geld für Essen, aber jeden Tag ging er an einem Bäcker vorbei.
No tenía dinero para comer, pero pasaba todos los días por un panadero.
Der Bäcker machte das wunderbarste Brot.
El panadero hizo el pan más maravilloso.
Der Geruch war so gut, dass Tom anhielt und ihn tief einatmete.
El olor era tan bueno que Tom se detenía y lo inhalaba profundamente.
Eines Tages brachte Tom ein Stück hartes, trockenes Brot von zu Hause mit.
Un día, Tom trajo un pedazo de pan duro y seco de casa.
Er stand vor dem Bäckerladen und hielt sein Brot am Fenster.
Se paró fuera de la panadería y sostuvo su pan cerca de la ventana.
Als er das frische Brot darin riechte, aß er sein eigenes trockenes Stück.
Mientras olía el pan fresco dentro, comió su propio pedazo seco.
Durch den guten Geruch schmeckte sein armes Essen besser.
El buen olor hizo que su pobre comida tuviera mejor sabor.
Der Bäcker hat das oft erlebt.
El panadero vio esto suceder muchas veces.
Er wurde wütend.
Se enfadó.
"Dieser Mann stiehlt mir!"
"¡Este hombre me está robando!"
Er sagte.
lo dijo.
"Er riecht mein Brot ohne zu bezahlen!"
¡Se lleva el olor de mi pan sin pagar!
Der Bäcker ging zum Richter.
El panadero fue al juez.
"Dieser arme Mann stiehlt mir jeden Tag den Geruch meines Brotes", sagte er dem Richter.
"Este pobre hombre roba el olor de mi pan todos los días", le dijo al juez.
"Er muss mich für das bezahlen, was er genommen hat".
"Debe pagarme por lo que ha tomado".
Der Richter hielt diesen Fall für seltsam, aber er rief Tom vor Gericht.
El juez pensó que era un caso extraño, pero llamó a Tom a la corte.
"Ist es wahr, dass du das Brot des Bäckers riechst?"
"¿Es verdad que hueles el pan del panadero?"
fragte der Richter.
preguntó el juez.
"Ja, Sir", sagte Tom.
"Sí, señor", dijo Tom.
"Ich habe kein Geld für gutes Essen.
"No tengo dinero para buena comida.
Der Geruch hilft mir, mein trockenes Brot zu essen".
El olor me ayuda a comer mi pan seco".
Der Richter wandte sich dem Bäcker zu.
El juez se volvió hacia el panadero.
"Wie viel willst du für den gestohlenen Geruch?"
"¿Cuánto dinero quieres por el olor robado?"
"Drei Silbermünzen", sagte der Bäcker mit einem gierigen Lächeln.
"Tres monedas de plata", dijo el panadero con una sonrisa codiciosa.
Der Richter nickte.
El juez asintió.
Er fragte Tom: "Hast du drei Silbermünzen?"
Le preguntó a Tom: "¿Tienes tres monedas de plata?"
Tom griff in seine Tasche und zog seine letzten drei Münzen heraus.
Tom metió la mano en su bolsillo y sacó sus últimas tres monedas.
Sie waren alles, was er auf der Welt hatte.
Eran todo lo que tenía en el mundo.
"Schüttle die Münzen in deiner Hand", sagte der Richter.
"Date las monedas en la mano", dijo el juez.
Tom schüttelte die Münzen.
Tom sacudió las monedas.
Sie ließen ein angenehmes Klingeln hören.
Hacían un sonido agradable.
"Baker, hast du das Geräusch gehört?"
Baker, ¿oíste ese sonido?